sábado, 27 de febrero de 2016

Lactancia inducida

Recuperar la lactancia tras un parón es posible
Volver a amamantar al bebé tras un descanso es viable, señala la Asociación Española de Pediatría
Algunas mujeres dejan la lactancia al poco tiempo de empezarla. La tensión de los primeros días después del parto y las dificultades que encuentran muchas madres primerizas son las principales causas de este abandono. En otras ocasiones, el parón es obligado (por enfermedad, parto prematuro u hospitalización). Sin embargo, pasado un tiempo, cuando desaparece la ansiedad y el estado emocional o físico negativo que condujo a la renuncia de la lactancia, algunas de estas mamás desean volver a amamantar a sus pequeños.

¿Pueden tener estas mujeres una segunda oportunidad? Según la señala 'Guía de lactancia materna para profesionales', editada por la Asociación Española de Pediatría, relactar, es decir, volver a la lactancia, es posible. Pero para lograrlo, es necesario que la mujer cuente con un importante apoyo tanto técnico como emocional, puesto que es un proceso difícil y laborioso en muchos casos.

Pautas necesarias para volver a la lactancia
El plan de relactación debe adaptarse a las circunstancias específicas de cada madre y de cada bebé. No obstante, las líneas básicas incluyen estimular la producción de leche, suplementar la alimentación del bebé mientras que acepta el pecho de nuevo, así como utilizar un relactador para acompañar la leche materna durante las tomas.

Estimular la producción de leche
El primer paso para volver a establecer la lactancia consiste en recuperar la producción de leche. La mejor forma de lograrlo es a través de la estimulación del pecho. El método más conveniente y deseado es la succión del propio niño, por eso, los especialistas recomiendan ofrecerle el pecho con la mayor frecuencia posible (cada una o dos horas).
Si el bebé rechaza la alimentación natural, es preciso estimular la producción mediante el vaciado manual o mecánico de los senos, pero sin dejar de poner al pecho al pequeño hasta conseguir que lo agarre. Es asimismo importante ofrecerle abundante contacto piel con piel.

Suplementar la alimentación del bebé mientras que acepta el pecho de nuevo
Durante las primeras semanas, hasta que la producción de leche se restablezca y permita alimentar al bebé a través de la lactancia de forma exclusiva, será necesario complementar las tomas con leche de fórmula.

Estimular la producción de leche es importante para amamantar tras un tiempo de interrupción.

Es importante que este suplemento no se administre con un biberón, puesto que puede propiciar que el bebé se acomode a la tetina artificial y rechace la succión del pecho. Los especialistas recomiendan alimentar al niño con un vasito o, en todo caso, con una jeringa o cucharilla, y retirar de forma paulatina la alimentación suplementaria a medida que se incrementa la producción de leche materna.

Utilizar un relactador para acompañar la leche materna.

En ocasiones el bebé rechaza el pecho que su madre le ofrece tras el parón, debido a la frustración de succionar y no lograr extraer suficiente leche. Para evitar este rechazo, y a la vez garantizar la nutrición del pequeño, se aconseja el uso de un relactador o suplemento del amamantamiento. Este artilugio consiste en una bolsa, biberón o vaso en el que se introduce la leche de fórmula y en el que se inserta una pequeña cánula, o tubo fino, por el que pasa el alimento. El relactador se coloca junto al pezón de forma que, al succionar, el bebé recibe la leche del depósito a la vez que la leche materna.

La edad del niño, el tiempo de interrupción y la técnica influyen en el éxito
Seguir los pasos señalados es importante. Pero hay otros factores que influyen cuando se trata de tener éxito con la lactancia tras un tiempo de interrupción. La guía de lactancia de la Asociación Española de Pediatría destaca como requisito que la iniciativa "parta de la propia madre", así como que el deseo de relactar no responda a un sentimiento de culpabilidad.

Por su parte, el grupo Alba de apoyo a la lactancia incide en que el factor fundamental del éxito es "que el bebé succione de forma correcta". Esta habilidad del pequeño puede estar condicionada por distintos aspectos:

Edad del bebé. Cuanto más pequeño sea el niño, más fácil le será volver a amamantar. Los menores de tres meses aceptan mejor el pecho que los de mayor edad.

Tiempo de interrupción. Cuanto menor sea el tiempo transcurrido desde que el bebé dejó de lactar, mayores serán las posibilidades de éxito en la relactancia.

Técnica de alimentación. La forma de alimentar al bebé durante la interrupción de la lactancia puede influir de forma significativa en la relactación. Tienen mayor facilidad para volver a succionar el pecho los bebés que hayan sido alimentados con cucharilla o jeringa, que los que se hayan acostumbrado a la tetina del biberón.
Otro detalle a tener en cuenta es que si se trata de una lactancia compartida entre dos madres es importante que los primeros días el bebé tome el calostro de la madre que ha dado a luz. A partir del cuarto día, si ya existe subida de leche en la madre biológica, ya podrá compartirse el momento.

La cantidad de leche producida es muy variable a pesar de utilizar la misma pauta. Conseguir una lactancia exclusiva a menudo no es posible, pero aquí lo más importante es reforzar el vínculo con el bebé y nutrirle, aunque sea parcialmente, con un ingrediente natural y de alta calidad.

Recordemos que la inducción de la lactancia es un proceso largo y que requiere dedicación, y no todo el mundo está dispuesto a ello y no por eso es menos madre. Simplemente es una opción más que mucha gente desconoce, pero la decisión de optar por ella o no es algo realmente muy personal y nadie debe juzgarla. Y, sobre todo, recalcamos la importancia de llevarla a cabo bajo control médico.

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