sábado, 29 de agosto de 2015

CAMINO A LO DESCONOCIDO , El Placer de ser Padres

Cuando pensamos en la paternidad lo hacemos sobre todo en términos de obligaciones y problemas. Esto se debe a que la mayoría de los padres se creen en el deber de vigilar en todo momento a sus hijos, su alimentación, su ropa, sus juguetes, sus tareas, sus modales, etc. O de apartarlos de los peligros del fuego, de un atropello, de un envenenamiento, de caer por la escalera o desde una ventana.

No existe ningún remedio mágico para que los padres superen su preocupación constante por la conducta y la seguridad de sus hijos, ya que en eso consiste actuar como padres. Aunque no debemos olvidar que el grado de preocupación varía en cada familia.

Antes de sugerir algunos consejos prácticos, debemos tener en cuenta lo siguiente:

• El principal factor para que el carácter del niño se desarrolle bien es su deseo profundo de crecer para ser como sus padres, a los que admira y quiere. Cuanto más se le reprenda, menor será su deseo de imitar. Pero esto no quiere decir que se le permita portarse mal. Para conseguir que un niño se comporte adecuadamente muchas veces basta con evitar la observación constante de lo que hace, los consejos, las directrices, las prohibiciones y las riñas automáticas, con frecuencia innecesarias.

• El bebé o el niño pequeño sabe instintivamente que debe gozar de una cierta libertad para tomar sus pequeñas decisiones (jugar con un juguete como le apetezca, rechazar un alimento, etc.). Siente que no debe consentir que sus padres le controlen demasiado, ni física ni psicológicamente, y muchas veces reacciona de la única manera posible que le queda: rebelándose y/o protestando a su manera.

El ser padres es una experiencia única que puede generar, además de una enorme felicidad, cierta preocupación e incluso miedo por si no se sabe abordar adecuadamente. La excesiva preocupación de los padres aparece claramente si comparamos el modo de criar el primer y segundo hijo durante sus primeros años de vida. Con el primer hijo suele sentirse abrumado por la atención que despierta. Con el segundo hijo los padres han aprendido que un niño es resistente y “duradero”, a pesar de su pequeñez. Descubren que cada niño tiene sus peculiaridades, su manera de ser, y, lo más importante, han aprendido de su primer hijo que son competentes como padres y que, normalmente, hacen lo que conviene hacer. Esto les hace confiar en sí mismos y actuar de forma más relajada con el segundo hijo.

Sugerencias

• Reviva junto con su hijo las dichas de su propia niñez a través de compartir cada nueva experiencia para el.

• Visite con su hijo parques, zoológicos y museos, vayan al circo, organice excursiones al campo, ríos y playas.

• Léale a su hijo cuentos en voz alta.

• Trabaje con su hijo en alguna afición: carpintería, costura, construcción de maquetas, pesca, pintura, dibujo, cocina, etc.

• Trabaje junto con su hijo en las tareas de la casa.

• Converse con su hijo, escúchele con atención. Descubrirá lo mágico de su mundo











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